miércoles, 21 de diciembre de 2011

Al que no tiene vergüenza, no hay quien le venza.


AL QUE NO TIENE VERGÜENZA, NO HAY QUIEN LE VENZA
por Mohamed DOGGUI 
إن لم تستحي فافعل ماشئت
                       
La falta de reconocimiento y hasta de respeto hacia los profesores de español, tanto tunecinos como hispanohablantes, que trabajan afanosamente por mejorar la situación del hispanismo tunecino es, a mi entender, un acto de absoluta desvergüenza. Y esta actitud resulta aún más descomedida cuando procede de gente que, en el pasado, ha beneficiado largamente de la dedicación desinteresada de dichos profesores. Abyectos son los que ياكلو في الغلة ويسبو في الملة ; es decir, aquellos que escupen en el plato en el que acaban de comer. Ruines son los que muerden a los maestros después de beber de ellos. Y ante dicha ruindad a estos maestros no les queda más remedio que el de aplicar la recomendación sensata de إتقي شر من أحسنت إليه  (¡Guárdate de aquel a quien has socorrido!)
Cabe recordarles a estos ingratos que «durante muchos años, los departamentos de Filología Hispánica, pertenecientes a la Facultad de Letras, Artes y Humanidades de la Universidad de la Manouba y al Instituto Superior de Lenguas de la Universidad de Cartago, se han dedicado plenamente a la formación de profesores de español de enseñanza media para ir satisfaciendo las necesidades de todas las regiones del país. Y, en la actualidad, el resultado es realmente halagador: la lengua de Cervantes y de Gabriel García Márquez es enseñada por unos cuatrocientos profesores, entusiastas y concienzudos, en prácticamente la totalidad de las veinticuatro gobernaciones de que consta Túnez.»
Cabe recordarles asimismo que desde José Mateo Sastre, el creador de la primera cátedra de español en Túnez, los hispanistas tunecinos no hemos cesado de contar con la colaboración de nuestros amigos españoles e hispanoamericanos residentes en nuestro país. «Gracias a su generosidad intelectual y el estrecho lazo afectivo que los une a Túnez, los lectores y los profesores contratados se prestan a servir de referencia lingüística y cultural no solo a nuestros estudiantes, sino también a nosotros, los profesores e investigadores tunecinos.»
Si bien es cierto que la enseñanza del español en Túnez es pedagógicamente perfectible —¿acaso hay alguna actividad humana que no lo sea? —, nadie puede negar que su situación ha venido mejorando notable y constantemente. Sin embargo, la principal dolencia que la aqueja y que no tiene visos de ser remediada es, a mi entender, la mentalidad mercantilista, por un lado, y oportunista, por otro, de aquellos que, durante el antiguo régimen, hacían de confidentes a las autoridades policiales y al expartido Reagrupación Constitucional Democrática (RCD) tachando de “traidores a la patria” a los profesores tunecinos que creen realmente en el diálogo cultural hispano-tunecino.
Sin embargo, como “no engendra conciencia quien no tiene vergüenza”, estos mismos delatores se presentan ahora, en el Túnez revolucionario, como los defensores de la “soberanía nacional”  presumiendo de ser los más íntegros de los hispanistas universitarios en nuestro país. Es realmente el colmo del descaro. En fin, ¿qué les vamos a hacer?, ¿qué les vamos a decir sino إن لم تستحي فافعل ماشئت , al que no tiene vergüenza, no hay quien le venza?



domingo, 4 de diciembre de 2011

Que el tren de los jazmines no descarrile



 ¡QUE EL TREN DE LOS JAZMINES NO DESCARRILE! por Mohamed DOGGUI

La Revolución Tunecina del 14 de enero de 2011 fue la chispa que prendió instantáneamente entre los pueblos árabes incitándolos a sublevarse con el anhelo de sacudir el agobiante yugo de sus respectivas dictaduras. Y el resultado alcanzado ha sido realmente insospechable. Nadie, ni siquiera los expertos más duchos, abrigaba ni el menor asomo de sospecha de que en menos de un año cuatro déspotas fueran derrocados: Zine El Abidine Ben Ali, Hosni Mubarak, Muammar Gadafi y Abdallah Salah. Otro se tambalea y tal vez no tarde mucho tiempo en perder definitivamente su verticalidad: se trata de Bachar Al-Assad.
Sin embargo, cabe hacer hincapié en que una revolución no ha de ser un fin en sí misma, sino un medio que permita cambiar radicalmente una situación política, económica y social considerada peligrosamente maligna para la sociedad. Para ello, debe constar de dos fases complementarias: la primera consiste en arrancar de cuajo el tumor primario y la segunda, en implantar, en su lugar, un nuevo órgano sano capaz de salvar el tejido social ya afectado.
Aunque son tan imprescindibles la una como la otra, ambas fases presentan características diferentes: mientras que aquella, la extirpación, se caracteriza por un fervor necesariamente encendido, la realización de esta, la implantación, requiere sensatez, serenidad y paciencia. De lo contrario, todo el proceso se echaría a perder y de Guatemala se pasaría a Guatepeor. No hay que olvidar que una revolución supone inevitablemente grandes sacrificios en vidas humanas y que, por tanto, hay que evitar que la sangre de los mártires se derrame en balde como recuerda atinadamente uno de los lemas que no cesan de esgrimir los manifestantes árabes “دم الشهداء ما يمشيش هباء “.
En cuanto al proceso revolucionario denominado románticamente “Primavera árabe”, se advierte que, aparte de haber sido la chispa que desencadenó la operación extirpadora, Túnez asume ahora el difícil papel de locomotora para la segunda fase: la implantación de un régimen democrático y respetuoso de los derechos humanos. Y, pese a su pequeñez, este país goza de tres bazas importantes que seguramente le permitirán llegar a buen destino: posee una historia multicivilizacional trimilenaria, una ubicación geográfica privilegiada y una estructura institucional sólida.
Después de la del 14 de enero de 2011, el día de la extirpación del tumor, el 23 de octubre del mismo año, ha constituido la segunda fecha memorable: el inicio del proceso relativo a la implantación de la democracia en Túnez. Y cabe hacer hincapié en que el ganador definitivo en las elecciones no ha sido un partido en particular, sino, más bien, todo el pueblo tunecino quien, a través de su participación masiva en las mismas, ha demostrado a la comunidad internacional que optó por la vía democrática.
Sin embargo, hemos de reconocer que, aparte de ser largo, el camino es abrupto y está sembrado de minas colocadas por los enemigos de la Libertad y el Progreso, procedentes tanto del interior como del exterior del país. En efecto, los partidarios del antiguo régimen de Ben Ali, por un lado, y los demás regímenes árabes reaccionarios, por otro, convergen en su afán de hacer abortar el proceso democrático en nuestro país. Y los últimos incidentes ocurridos lamentablemente en varios establecimientos de enseñanza superior lo testifican.
La universidad es el espacio público por excelencia donde ha de ejercerce el diálogo intelectual, ideológico y cultural de un modo absolutamente pacífico y democrático. Por tanto, los que ahora, en pleno proceso de implantación de la democracia, la utilizan para predicar la intolerancia y la violencia están haciendo perdurar, bajo otros colores, la misma tiranía del régimen de Ben Ali. Por ello, tanto la sociedad civil como los partidos políticos han de emplear todos los medios pacíficos a su alcance para convencerlos de que el pueblo tunecino no ha hecho la Revolución para sustituir una dictadura por otra, sino, más bien, con objeto de erradicar de raíz toda forma de despotismo sea cual fuere su índole o procedencia. 
No olvidemos que hay un prejuicio generalizado, que ha sido muy explotado por Israel, según el cual la dictadura es una fatalidad para los árabes. Nos incumbe a nosotros, los tunecinos, la tarea de refutarlo. Asumamos, pues, este compromiso debidamente y sin titubeos. Hagamos que nuestra locomotora llegue a buen destino, salva, con todos los vagones que arrastra. Procuremos que el jazmín de Túnez haga primavera en los países hermanos y vecinos.

martes, 1 de noviembre de 2011

El negocio de la cultura

EL NEGOCIO DE LA CULTURA por FERNANDO ANDÚ

Hay un mercado cultural en el que es lícito comprar y vender todo tipo de productos, desde libros de bolsillo hasta valiosísimas obras de arte, desde ideologías más o menos revolucionarias hasta símbolos y emblemas que pretenden encarnar lo más representativo de una colectividad, de una cultura, de una civilización.  Y este mercado, que, por un lado, atiende a las necesidades internas del individuo deseoso de reforzar el sentimiento de pertenencia a su comunidad, con perfecta legitimidad y deseable provecho encuentra en el turismo campo abonado tanto para engrosar las arcas de la economía nacional como para proyectar la imagen del país de cara al exterior en el ámbito internacional.
El turismo, como cualquier otro mercado, está regido por las leyes de la oferta y la demanda, siendo su público soberano y los consumidores, detentadores de la razón absoluta; la cultura, sin embargo, pertenece a todos y no pertenece a nadie, suele considerarse un bien público y, por mucho que siempre haya quien trata de apropiárselo, cuenta con instituciones que tradicionalmente se encargan de gestionarlo.  En cualquier caso, es bien sabido que turismo y cultura, en países privilegiados por el clima y por la historia, suelen correr parejas; otra cosa es que en ocasiones su estrecha relación no deje de constituir algo así como una amistad peligrosa.
España, sin ir más lejos, durante mucho tiempo fue marca registrada que, con sol y playa, vendía el flamenco y las corridas de toros casi como sus únicos productos culturales dignos de ser comercializados, llegando a identificar en ellos sus más genuinas señas de identidad. Era “la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María” (como escribiera Antonio Machado en sus Campos de Castilla) una pobre versión de sí misma que, por mucho tiempo, y aun en nuestros días, triunfó allende sus fronteras gracias a los ímprobos esfuerzos publicitarios de quienes se empeñaban en vender la idea de que España era diferente y de que esta diferencia consistía en que todos los españoles somos toreros y juerguistas, todas las españolas, raciales y apasionadas (como Carmen, la del francés Merimée), y el país entero, una mezcla de misa de domingo y tablao flamenco.
No de otra forma ha sucedido y sucede con el mundo araboislámico, y más en concreto, con Túnez, aunque se halle inmerso en un proceso histórico, colonial y postcolonial, de diferente signo. Como bien apuntaba Edward Said (1935-2003) en su polémico aunque muy esclarecedor "Orientalismo" (1987), no pequeña parte de responsabilidad en el proceso de reducción, simplificación y falseamiento de la visión que de Oriente circula entre los occidentales debe mucho a los orientalistas que desde principios del siglo XIX explotaron a base de bien la imagen de un Oriente de las mil y una noches, y, con ella, valores como la sensualidad y el exotismo mezclados con la figura del buen salvaje, a los ojos de un occidental, figura atractiva y repulsiva al mismo tiempo en tanto que suma y cifra de la barbarie sublimada.  En verdad, sin dejar de aplaudir las atinadas observaciones del intelectual palestino, fuerza es reconocer que si los consumidores de la metrópoli se dejaron seducir por estos espejismos, fue porque buen número de dirigentes locales se aprovecharon de ellos, pactando con el colonizador, enriqueciéndose a su costa y, simultáneamente, denunciando ante sus correligionarios la intervención extranjera en la explotación directa de estas imágenes y recursos turístico-culturales.
En absoluto reñidas con el turismo cultural, instituciones como la Universidad y demás centros educativos, al lado de artistas e intelectuales que sustentan un verdadero diálogo intercultural –y no dinámicas oportunistas y demagógicas-, deben ocuparse de  desterrar esas imágenes falsas, esos clichés y estereotipos que, repetidos hasta la saciedad, conducen una vez sí y otra también de la ilusión al desengaño.  Con el amor por la verdad y por el conocimiento que se nos supone a quienes profesamos en el mundo de la educación y de la cultura, poco a poco conseguiremos desterrar la ignorancia y el rechazo radical hacia los otros, que son las estrategias favoritas de quienes tratan de evitar el contacto directo con el exterior, la mezcla sin prejuicios, el mestizaje entre seres humanos que compartimos la voluntad de serlo por encima de nuestras (benditas) diferencias. Solo así llegaremos a abrir de par en par todas las fronteras de nuestros países: no solo sus fronteras físicas sino lo que es mejor, sus fronteras mentales.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La crisis del sistema educativo

Gracias Sonia por tus interesantes reflexiones sobre el estado de la enseñanza del español en Túnez. Espero que nos hagan pensar en lo que está pasando y que podamos encontrar una solución satisfactoria para nuestro alumnado.

LA CRISIS DEL SISTEMA EDUCATIVO por SONIA MARSAOUI

Enlazando con los artículos publicados por nuestros compañeros y profesores Fernando Andú y Mohammed Doggui,  “El emperador desnudo” y “Quien nos engaña no es de los nuestros”,  vamos a reconocer algunas realidades del sistema educativo tunecino, antes de pasar a la acción y  responder a la invitación de “vestirlo entre todos” lejos del “engaño despreciable”. Nuestro sistema educativo -así como muchos otros sectores marcados por el deterioro y la restauración de la corrupción- parece, después de la dictadura, un “Macondo” o sea, un terreno virgen, donde todo está por rehacer y reconstruir, especialmente en el ámbito de la enseñanza de lenguas y del español, en concreto.

No es una exageración afirmar que la degeneración había alcanzado todos los aspectos del sistema educativo, que fue vaciado de sus objetivos educativos y sus contenidos científicos. Desde hace algún tiempo y hasta hoy, la mayoría de los estudiantes tanto de Enseñanza Media como de Enseñanza Superior ya no se interesan por la formación científica en sí sino que se encuentran obsesionados por las notas. Lo cual fue una orientación del sistema caducado, que, lejos de cualquier voluntad de mejorar los contenidos y el nivel de los discípulos, se interesaba, más bien, en presentar unas cifras y porcentajes engañosos, hinchados y falsos, para esconder su fracaso y sus intenciones de aplastar la creatividad y el pensamiento libre y crítico de los jóvenes y conseguir, de hecho, una población dócil, inconsciente y dispuesta a la manipulación… De hecho, tenemos a un amplio sector de diplomados pero que no están cualificados. Tal vez la invención de un nuevo sistema de “LMD” es el reflejo más obvio de estas prácticas sospechosas del antiguo sistema, cuyos frutos, o mejor dicho víctimas, vienen a nutrir las filas de los parados.

Por último, cabe recordar que en Secundaria también los niveles de la optativa se han reducido de tres niveles a dos solamente; además, los programas se han aligerado demasiado, de manera que los estudiantes que eligen la lengua española -o cualquier otra lengua extranjera, como el alemán o el italiano- tienen que descubrir los nuevos contenidos cuando pasan a la Enseñanza Superior, en un tiempo récord, de tres años –la duración de la formación- que a su vez fue reducido, sacrificando un año entero, sin hablar de algunos casos en los que solo han tenido una formación de dos años y medio, además del ausentismo tanto de profesores como de estudiantes en varias ocasiones. Por todo ello sería un engaño considerar esta formación suficiente o eficiente y sobra decir que el nivel de los hispanistas tunecinos ha bajado considerablemente en los últimos años.

Al retroceso del nivel viene a sumarse la falta de opciones y posibilidades, porque se supone que estos estudiantes de tres años de carrera universitaria tienen derecho a seguir con una formación de tercer ciclo, un máster profesional o de investigación; sin embargo, la mayoría de estos jóvenes diplomados -oriundos de varias instituciones repartidas en todo el país- se han encontrado este año con un número reducido de plazas que no respondía a sus aspiraciones y ambiciones de terminar la carrera por varias consideraciones. Pues, además de la falta de efectivo en el cuerpo enseñante capacitado para dar este tipo de cursos especializados,  se suma el hecho de que la mitad de plazas ofrecidas se han reservado para sus compañeros repetidores del año pasado. Esperando una solución a esta situación decenas de estudiantes siguen aspirando a alcanzar a sus compañeros más afortunados… Por nuestra parte, deseamos una mejora y una reforma eficaz del sistema educativo con la colaboración y la contribución de todos los componentes del ámbito educativo, lejos del engaño y las decisiones preparadas en despachos aislados de la realidad de la enseñanza en nuestro país.

lunes, 10 de octubre de 2011

Quien nos engaña no es de los nuestros

QUIEN NOS ENGAÑA NO ES DE LOS NUESTROS por MOHAMED DOGGUI
من غشنا فليس منا

Como se averigua a través del título, he resuelto abundar en el tema de los engaños sobre el que ha versado el artículo “El emperador desnudo” de mi amigo Fernando Andú, y ello dado el  sumo interés que suscita entre los tunecinos en este período postrevolucionario.
Antiguamente, mientras que unos alcanzaban la nobleza por armas o por letras, otros, que no eran diestros ni en pluma ni en espada, pagaban cuantiosas sumas de dinero por adquirirla. Sin embargo, como bien lo indica la frase proverbial tunecina, estos podrían engañar a los de fuera pero nunca a los de dentro:  قالو يا بابا وقتاش نوليو شرفا قالو وقت إلي يموتو كبار الحومة (–  Papá, ¿cuándo vamos a ser nobles? – Hijo, no antes de que se mueran los veteranos del barrio.)
Sin embargo, en nuestro país, los que van a descubrir y denunciar a los impostores no van a ser los “veteranos”, sino, más bien, nuestros jóvenes, los principales protagonistas de la Revolución Tunecina, igual que el niño del cuento “El traje nuevo del emperador” que ha delatado al rey ilegítimo, mencionado por Fernando Andú.
Aunque, en la actualidad, Túnez está pasando por una etapa transitoria bastante abrupta, en la que algunos procuran sembrar confusión deslumbrando a la gente con el oro (no de ley) que habían adquirido por métodos poco nobles, confío en la agudeza de vista de nuestros jóvenes para discernir entre الحابل (el tramposo)  y el النابل  (el noble).
A dichos jóvenes les advierto que no es el traje de luces lo que hace al torero, sino su destreza en el ruedo y la nobleza de su comportamiento para con el toro. En efecto, sea cual fuere la postura que cada uno adopte respecto a la lidia, de defensa o de censura, nadie pone en entredicho que el genuino torero, aunque su vida corra peligro, nunca ha de propinale al toro la estocada por el lomo, sino, siempre, cara a cara, mirándolo en los ojos. Así, nunca se es noble con traición, trampa y cobardía.
Con oro, pues, se puede mudar de apellidos, adquirir títulos nobiliarios y llevar atuendos de aristócrata, pero nunca comprar la honradez ni la verdadera nobleza, la del espíritu. Recurriendo a los versos famosos de Luis de Góngora, diría que por competir con la virtud, el “oro bruñido al sol relumbra en vano”. Y tanto el alma como el linaje no los limpia el dinero, sino que los honran, o los deshonran, las obras de cada cual: “obras hacen linaje; no nombres ni trajes.”
Así, pues, espero que nuestros jóvenes no me desengañen dejándose engañar por esos despreciables engañadores.


lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuando nuestros sueños se convierten en ruinas


Post de plena actualidad ahora que comienzan las matrículas del máster de español en la Universidad de la Manouba. ¡Gracias Wajdi!

CUANDO NUESTROS SUEÑOS SE CONVIERTEN EN RUINAS por WAJDI GHOZZI
                                                                                                       
Esta mañana he quedado con un estudiante de Moknine que se llama Haithem, un tío de muy buen nivel en español. Me ha hablado de las malas condiciones en las que estaban obligados a estudiar ahí en Moknine. Me ha hablado de la falta de documentos y de  libros en la biblioteca del instituto. A pesar de estas condiciones, han estado estudiando duramente a lo largo de cuatro años (dado que su formación duró cuatro años antes de obtener la maestría en la Lengua Española Aplicada-especialidad de Investigación y Enseñanza) para mejorar su nivel y obtener la maestría y poder seguir sus estudios del Tercer Ciclo.  Para mejorar su nivel recurrieron a Internet o a algunos libros prestados de vez en cuando de la biblioteca del Instituto Cervantes, si acaso uno de ellos tenía la oportunidad de estar en la capital, lo que resulta un poco difícil por no tener los medios para hacerlo… Personalmente, creo que estos estudiantes tienen que ser privilegiados porque han hecho más esfuerzo que nosotros, los de la capital, para terminar sus estudios y llegar a este nivel. Los estudiantes de Manouba o del Instituto Superior de Lenguas están mimados si los comparamos con los de Moknine o de otros institutos como el de Beja (al nivel del transporte o por el hecho de tener la oportunidad de acceder al Instituto Cervantes y tomar libros en préstamo…). No estoy negando el esfuerzo de los estudiantes de Manouba o de las otras facultades o instituciones, pero creo que es injusto juzgar a dos estudiantes que no trabajan en las mismas condiciones de la misma manera, estableciendo unos criterios que están automáticamente a favor de los que han tenido la oportunidad de mejorar su nivel. Lo peor es que no solo los estamos juzgando sino excluyendo y privándoles de su derecho a seguir sus estudios de Tercer Ciclo, lo que resulta ilógico e inaceptable. Por un lado, estamos animando a la gente para mejorar su nivel y seguir sus estudios, y, por otro, estamos privando a los que tienen un buen nivel de matricularse en el máster y seguir sus estudios. Es algo contradictorio, la verdad.
Muchos están desesperados por no poder seguir sus estudios, otros están sufriendo esta injusticia, y lo estoy yo también por no poder hacer nada cada vez que un estudiante contacta conmigo pidiéndome ayuda…

Muchos estudiantes han decidido cambiar su especialidad buscando otras oportunidades, otros están intentando conseguir becas para estudiar en España… Pero ¿por qué estamos perdiendo a nuestros estudiantes, unos estudiantes jóvenes, llenos de entusiasmo, capaces de fomentar el hispanismo en Túnez? Se debe ayudar a estos estudiantes, porque lo que están pidiendo es un derecho. Se debe ayudar a esta gente porque tiene ganas de seguir sus estudios y mejorar su nivel. Es algo ridículo después de obtener esta maestría en Lengua Española estar obligado a trabajar en un centro de llamadas repitiendo algunas frases como un papagayo y olvidar todo lo que hemos estudiado de morfología, civilización, literatura… 
Es algo injusto estudiar cuatro años para que al final todos nuestros sueños se conviertan en ruinas…

martes, 20 de septiembre de 2011

El emperador desnudo

Primera entrada de este curso académico que comienza. ¡Espero que sea muy fructífero!

EL EMPERADOR DESNUDO por FERNANDO ANDÚ

Uno de los cuentos de mayor éxito en mi infancia era aquel de Hans Christian Andersen (Odense, 1805-Copenhage, 1875) que lleva por título “El traje nuevo del emperador”.  Integrado en Cuentos de hadas contados para niños (1837), el cuentecillo del autor danés, auténtico superventas de la literatura infantil de todos los tiempos, se corresponde con varios relatos tradicionales pertenecientes a muy diversas culturas, como demuestra de manera fehaciente el hecho de que Aarne y Thompson incluyeran su argumento con el número 1620 en Los tipos del cuento folklórico (1961).  En la edición en español de este estudio clásico podemos leer: “La ropa nueva del rey.  Un impostor finge hacer ropa para el rey y dice que la pueden ver solo los de nacimiento legítimo.  El rey y los cortesanos temen confesar que no pueden ver la ropa.  Por fin un niño que ve al rey desnudo revela el engaño…”.
Como no podía ser de otra forma, el argumento en cuestión tiene tradición y larga fortuna también en la literatura española.  Por citar únicamente sus apariciones más destacadas, lo encontramos al lado del motivo de la pintura solo visible para cornudos en el cuento XLIX de la primera parte del Buen aviso y Portacuentos de Joan de Timoneda (Valencia, circa 1520-1583) y, sobre todo, en el exenplo XXXII de El conde Lucanor del infante Don Juan Manuel (Escalona, 1282-Córdoba, 1348) y en el Retablo de las maravillas, divertidísimo entremés de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616).
En cuanto a estas dos obras maestras de la literatura en lengua castellana, ambienta su exenplo Don Juan Manuel en tierra del islam, cuestión no baladí en su deliciosa versión del argumento, ya que el rey desnudo que lo protagoniza atribuye al paño de que está confeccionado su inexistente traje la propiedad de desenmascarar a los hijos ilegítimos, los únicos que no pueden verlo, y de esta forma “acrecentar mucho lo suyo; ca los moros no heredan cosa de su padre si no son verdaderamente sus fijos…”.
Abundando en este tema pero con la limpieza de sangre como referencia que añade verosimilitud a la actualización del motivo, aún menos baladí resulta el marco elegido por Cervantes para su entremés, un pequeño pueblo castellano donde el miedo a ser tachado de converso de moro o de judío alcanza a grandes y a pequeños, desde el gobernador y el alcalde hasta villanos y pecheros, bastándose y sobrándose tal cautela para urdir una sencilla pero muy eficaz trama en torno a un ingenio que “ (…) por las maravillosas cosas que en él se enseñan y muestran, viene a ser llamado Retablo de las Maravillas; el cual fabricó y compuso el sabio Tontonelo (…) que ninguno puede ver las cosas que en él se muestran, que tenga alguna raíz de confeso, o no sea habido y procreado de sus padres de legítimo matrimonio…”.
Como cumple en todas las versiones del argumento, tanto en el exenplo de Don Juan Manuel como en el entremés de Cervantes el engaño consiste en hacer pasar por real y verdadero lo que no es sino fingido e imaginado.  Y si los burladores de El conde Lucanor utilizan al efecto un móvil, el interés material, compartido por engañadores y engañado (o persona que se deja engañar), el embaucador que protagoniza El retablo de las maravillas saca el máximo provecho al silencio cómplice del gobernador, del alcalde y del secretario, a quienes se les supone una gran autoridad moral e intelectual en el seno de la comunidad que es objeto del engaño.
No descubro nada si digo que vivimos tiempos propicios para todo tipo de engaños y que engaños de esta naturaleza, también en nuestro ámbito, el de la enseñanza, están a la orden del día: con la ayuda de falaces estadísticas y habida cuenta de la carencia de la formación necesaria para desenmascarar al farsante de turno, la mediocridad suele disfrazarse de excelencia y, resuelta en autocomplacencia, se ve a menudo coronada por el triunfalismo interesado y cómplice de sus beneficiarios. 
Así las cosas, inmersos en este cuento que parece de nunca acabar, no quedan más opciones que perpetuar el silencio, la mentira y el miedo en función del rédito que de ellos pueda obtenerse, o, como el chiquillo del cuento del autor danés, como el negro del exenplo de Don Juan Manuel o como el furrier del entrevés cervantino, no admitir ya ninguna componenda, y, pues que sabemos que el emperador está desnudo, declararlo en voz alta y bien claro y ponerse a vestirlo desde ahora, entre todos, dejándonos de imposturas.

martes, 16 de agosto de 2011

¡Feliz Día Nacional de la Mujer!


El día 13 de agosto se celebró en mi querido segundo país el Día Nacional de la Mujer. Cierto es que esta entrada debería haberse publicado ese mismo día, pero ¡oh destino! estaba de vacaciones... Ya he vuelto para dar luz a esta maravillosa reflexión.

¡FELIZ DÍA NACIONAL DE LA MUJER! por Mohamed Doggui

Con motivo del Día Nacional de la Mujer, que se celebra en nuestro país cada 13 de agosto, quisiera felicitar y rendir homenaje a aquellas mujeres tunecinas que se armaron de valor para protestar, a cara descubierta, desde Facebook o en plena calle, contra una de las dictaduras más represivas de los últimos tiempos.
El 14 de enero por la mañana, cuál no sería mi emoción cuando al llegar ante el Ministerio del Interior vi a una multitud de mujeres, estudiantes y trabajadoras, con y sin velo, gritando a pleno pulmón, codo a codo y al unísono con los hombres: «¡Dégage!» (¡Lárgate!). Y esa misma tarde el dictador y su esposa no tardaron en largarse como cobardes despreciables.
Durante largos años, Ben Ali no cesó de instrumentalizar y atribuirse los logros que el pueblo tunecino había cosechado antes de que él llegara al poder. Y entre dichos logros destacaba la emancipación de la mujer tunecina en varios ámbitos tales como el familiar, el social, el laboral y el educativo. En cuanto a su esposa, Leila Trabelsi, con su incultura legendaria y, sobre todo, su incontenible instinto de rapiña, no hizo más que mancillar la imagen de la mujer tunecina.
Sin embargo, el pueblo tunecino no era tan necio para no percatarse de que ni Ben Ali era Tahar Haddad (el gran reformista y defensor de la mujer tunecina), ni Leila Trabelsi, la reina Dido (Elissa, nuestra primera dama, la fundadora de nuestro querido Cartago, que estuvo expoliado durante más de dos décadas). Y todos, hombres y mujeres, se lanzaron audazmente a Internet y a la calle para ahuyentar a estos advenedizos abyectos. 
Quisiera felicitar asimismo a todas aquellas mujeres extranjeras que, solidarizándose con nuestro pueblo, hayan salido con sus compañeras tunecinas a gritar con su acento foráneo: الشعب يريد إسقاط النظام (¡El pueblo quiere derrocar el régimen!)
Por último, quisiera hacer hincapié en que, gracias a esta solidaridad entre hombres y mujeres, ya no hay nadie que se atreva a erigirse en dictador en nuestro país. ¡Oh, mujer tunecina!, «si te quiero es porque sos / mi amor mi cómplice y todo / y en la calle codo a codo / somos mucho más que dos » (Mario Benedetti).






 Unas con velo y otras sin él, las mujeres tunecinas se agolparon en la calle codo a codo para ahuyentar al dictador.

miércoles, 3 de agosto de 2011

¡Feliz Día Internacional de la Amistad!

Dice un refrán español que todo santo tiene su octava y aunque esta entrada nos llega un poco tarde, aún estamos en la "octava" para celebrar el Día Internacional de la Amistad, celebrado el 30 de julio. Enjoy-it!

¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA AMISTAD! por Mohamed Doggui

En virtud de la resolución A/65/L.72, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 27 de abril de 2011, el 30 de julio de cada año se celebrará el DÍA INTERNACIONAL DE LA AMISTAD, cuyo objetivo consistirá en tender puentes de cordialidad entre los distintos pueblos y países.

Para ello, la ONU "invita a todos los Estados Miembros, las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y demás organizaciones internacionales y regionales, así como a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y las personas, a celebrar apropiadamente el Día Internacional de la Amistad, de conformidad con la cultura y otras circunstancias o costumbres apropiadas de sus comunidades locales, nacionales y regionales, incluso mediante actividades educativas y de concienciación pública".

Con este motivo, la Asociación Tunecina de Profesores y Estudiantes de Español, la ATPEE, se suma a la celebración de dicho evento y aprovecha esta conmemoración para hacer hincapié en que su objetivo primordial es promover un verdadero diálogo entre el pueblo tunecino y los de habla hispana a través de la enseñanza del español, la investigación, la traducción y la creación literaria.

Asimismo, la ATPEE aprovecha este evento para invitar a todos aquellos que deseen, sincera y desinteresadamente, contribuir a la edificación de este puente de cordialidad, a unirse a esta familia mixta, hispano-tunecina. E, imitando al poeta cubano Nicolás Guillén, diríamos: "Alcemos un puente / juntando todas las manos / los tunecinos, sus manos musulmanas, / los hispanoblantes, sus cristianas manos".

Gracias a sendos granitos de arena, los miembros de dicha familia lograrán, sin duda alguna, neutralizar a aquellos que se dedican a sembrar minas de incomprensión, de discordia y de choque entre las culturas, las religiones, los pueblos y los individuos. Y no cabe asombrarse de que exista gente tan malvada ya que «desde que existe el mundo / hay una cosa cierta / unos hacen los muros / y otros hacen las puerta" (Carlos Varela).

martes, 2 de agosto de 2011

Hispanismo y dignidad

Tercera entrada de nuestro blog escrita por Mohamed Ben Slama, un joven y prometedor profesor universitario que enseña en la Universidad de Moknine. ¡Disfrutadla!

HISPANISMO Y DIGNIDAD por Mohamed Ben Slama

¿Qué relación hay o puede haber entre el hispanismo y la dignidad? ¿Qué vínculo los puede unir? ¿Hay un hispanismo digno y otro indigno? Va a ser que sí. Hay una relación muy estrecha entre hispanismo y dignidad. Cuando hablo del hispanismo, me refiero al hispanismo tunecino representado en gran parte por la ATPEE cuya proyección, bajo mi punto de vista, la involucra directamente en esta cuestión y la lleva a ser el punto de unión entre el hispanismo y la dignidad. Su tendencia a fomentar la investigación – por eso se ha creado un área de investigación- la lleva a emprender la labor de facilitar a los hispanistas (en este caso los tunecinos) la ardua tarea de investigar y de aportar cosas nuevas al mundo de la lengua de Cervantes. He dicho ardua tarea porque lo es realmente, porque los obstáculos puestos, voluntaria o involuntariamente, intencionada o intencionadamente, en el camino del hispanista-investigador tunecino son enormes: barreras infranqueables para unos y callejones sin salida para otros. Solo una minoría privilegiada –por méritos propios o impropios- puede presumir de haber llegado muy lejos en el mundo de la investigación. Mientras  que el pueblo llano, eso es, la mayoría excluida del círculo de los privilegiados, tiene que luchar contra todos los obstáculos y contratiempos posibles: favoritismo, corrupción, escasez de fuentes bibliográficas, falta de becas, de subvenciones… Todo eso hace que la situación del hispanismo en Túnez, como el país mismo,  se encuentre en un punto muerto, debido a los fallos del sistema educativo y político del antiguo régimen. Sin embargo, no todo puede ser achacado al sistema y a los peones del sistema.  No hay que  olvidarse de  la parte española que está complicando aún más esta situación y, lejos de extender la mano a nuestros hispanistas, les pone más difícil la cosa; como si quisiera entrar en competencia con los verdugos nacionales, a ver quién reprime más.  En efecto, desde la revolución del 14 de enero, y a pesar de la histórica visita de Zapatero a Túnez, España se alejó de nosotros: para el hispanista, la obtención del visado español se ha convertido, incomprensiblemente, en una tarea difícil y, a veces, en una misión imposible. ¿Acaso España nos está castigando por haber puesto fin a un régimen dictatorial que nos asfixiaba y nos anulaba como personas? Parece que sí. Yo no veo otra explicación; si no, ¿a qué viene este trato hostil hacia nuestros hispanistas?
España, por ser el máximo representante del hispanismo en Túnez, se beneficia de la labor de nuestros investigadores, por eso, tiene que colaborar con ellos y abrirles sus puertas de par en par. De lo contrario, estaría poniendo pegas contra sus propios intereses, eso es, tirar piedras contra su propio tejado. Lamentablemente, esta actitud hará que la mayoría de los investigadores se echen para atrás y renuncien a sus proyectos. España tiene que tratar al hispanista tunecino como se merece, mirándole a los ojos, no por encima de los hombros. Queremos a España y queremos que España nos quiera. De allí viene esta apuesta por un hispanismo digno, por un hispanismo justo en el que todas las partes se encuentren en igualdad de condiciones, en el que todos nos tratemos de tú a tú, donde todos actuemos como protagonistas. Por eso, es urgente reconciliar el hispanismo con la dignidad, por el bien de todos; porque sin dignidad no hay hispanismo que valga. Para algo tiene que servir nuestra revolución, para que el tunecino y, desde luego, el hispanista se encuentre por fin con su dignidad. Para el hispanista tunecino, viajar a España tiene que ser tan fácil como viajar en su propio país: no tiene por qué presentar un certificado de trabajo cada vez que pide el visado,  ni tiene que presentar las tres últimas nóminas, ni necesita hacer una reserva o presentar una invitación para obtener un visado de  10 o de 15 días (ya no dan un visado de un año renovable como antes) después de haber esperado dos semanas. Es inadmisible que un profesor de español se vea obligado a presentarse en la embajada española de Túnez al día siguiente de su vuelta de España para informar de su regreso. Un trato así, antes que ser un insulto hacia la persona, es un insulto hacia el hispanismo y un paso atrás hacia su promoción, porque, seguramente, este tipo de actitudes, lejos de consolidar la investigación, le pararán los pies.

domingo, 17 de julio de 2011

Entre chaqueteros y camaleones anda la cosa

Segunda y magnífica entrada en el blog escrita por nuestro vicepresidente. ¡Nos lo están poniendo muy difícil a los demás!

ENTRE CHAQUETEROS Y CAMALEONES ANDA LA COSA por Mohamed Doggui
Entre los refranes, las frases proverbiales y las expresiones populares de las distintas lenguas hay siempre muchas coincidencias, no solo en el contenido, sino, a veces, en la forma también. Por ejemplo, a la persona oportunista, que muda hábilmente de actitud y adopta la más conveniente para sus intereses propios, se le califica, de un modo metafórico, como camaleón; en tunecino también se dice : كيف أم البوية .

Son personas que mudado el viento, mudado el pensamiento, فين يدور الريح يدورو معاه ; personas que andan a viva quien vence, ديما مع الواقف , abandonando enseguida a “quien está caído, para seguir y adular a quienes prosperan”.  Se trata, como se lo advertía Don Quijote a su escudero Sancho,  de una actitud infame y, por tanto, censurable,. “-En fin -dijo don Quijote-, bien se parece, Sancho, que eres villano y de aquellos que dicen: “¡Viva quien vence!”.
                       
La acción rápida de cambiar de actitud en función únicamente del provecho propio es designada, en español y en tunecino, respectivamente, mediante las locuciones verbales cambiar de chaqueta  ,  قلب الفيستة. Por ejemplo, en nuestro país, desde la Revolución del 14 de enero, el fútbol, deporte popular por excelencia, ha sido relegado a un segundo plano, y suplantado por este otro, llamado chaqueteo  قلبان الفيستة.  En efecto, estamos descubriendo a verdaderos campeones en la especialidad. Son tantos los aficionados a este nuevo deporte que alguien comentó, con humor e ironía, pero acertadamente, que las chaquetas reversibles ya están agotadas y que, por tanto, habría que importar más cantidades. Tenía razón, ya que, como reza el refrán, chaqueteros y ramplones, en cada pueblo hay montones.

Aparte de camaleón, entre los sinónimos españoles de la palabra chaquetero  figura el término acomodaticio  y su variante ortográfica acomodadizo.  El acomodaticio, como su propio nombre indica, está dispuesto a acomodarse a cualquier circunstancia o ideología con tal de servir sus intereses. Así, es una persona que carece de ideales y principios, que obra siempre sin fe ni ley , لا دين لا ملة .

Y por último, no me queda más que formular el siguiente rezo: “¡Señor, guarda a Túnez de los chaqueteros, que de los fanáticos se encargan los propios tunecinos!

miércoles, 29 de junio de 2011

Miedo

Buenas noches,
Inauguramos nuestro blog con una interesante reflexión sobre el miedo escrita por nuestro coordinador general, Fernando Andú. Espero que os guste y que dejéis vuestros comentarios. 

MIEDO por Fernando Andú

No hace mucho leía en la prensa local un artículo que hablaba sobre el miedo.  En opinión de su autor, un tal Bechir Goutali, a día de hoy el miedo recorre de parte a parte a la sociedad tunecina. A pesar de la conocida consigna: لا خوف بعد اليوم  (“Sin miedo desde hoy”), la gente sigue temiendo al gobierno y el gobierno, al pueblo; al ciudadano le asusta la policía, que vive atemorizada por el ciudadano; y, con tanto miedo alrededor, ya en nuestro ámbito, los estudiantes tienen miedo de los profesores, los profesores, de los estudiantes, y unos y otros, de la administración, que, a su vez, teme irremediablemente el sempiterno dégage, terrible palabra que, apenas pronunciada, ya corre de boca en boca.     
Este miedo que nos atenaza no es el como el miedo de antaño.  Este miedo es como la modernidad; circular, procede de todas las direcciones.  El miedo antiguo procedía de una única dirección: la que marcaba el régimen que lo inoculó, de arriba abajo.  Antiguo o moderno, el miedo –y su mejor aliado: el silencio- es universal en el espacio y en el tiempo pero, lejos de ser un concepto abstracto, siempre tiene nombre y apellido.  Y su nombre y apellido corresponden a quien, valiéndose de su fortuna y posición, coacciona, chantajea y soborna a los que, por necesidad, oportunismo o falta de carácter y de dignidad, viven bajo los efectos del miedo.
Hablo del miedo, y leo la Epístola satírica y censoria contra las costumbres de los castellanos de Francisco de Quevedo (Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, 1645).  Pienso para mis adentros: ¿qué ha de enseñar un profesor de Literatura Española cuando enseña aquellos versos que dicen:  “No he de callar por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo. / ¿No ha de haber un espíritu valiente? / ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? / ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? (…)? 
Para explicarlos bien, ¿el profesor ha de situarlos en su contexto y referirse a la persona a la que están dirigidos en último extremo, el todopoderoso valido del rey Felipe IV, don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, que, gracias a su riqueza y poder, hizo y deshizo a su antojo hasta que llegó su hora y, grande de España, él también cayó en desgracia? 
¿O el profesor, de un modo perfectamente académico, casi funcionarial, debe limitarse a señalar una vez más el acendrado conceptismo del autor que se aprecia a la perfección en el ingenioso retruécano de los dos últimos versos: “¿Siempre se ha de sentir, etc.”?
Desde luego, un profesor de Literatura Española ha de situar en su contexto y tratar de mostrar a sus estudiantes los valores literarios del texto.  Este es su trabajo y a él se debe, lo cual no es poco en los tiempos que corren.  Ahora bien, tengo para mí que todo profesor, por el mero hecho de serlo, también ha de ocuparse de enseñar otros valores, y por eso pienso que un profesor de Literatura Española con miedo nunca podrá enseñar lo más valioso de estos versos de Quevedo.  Y ello porque creo firmemente que si han perdurado en la memoria y en el corazón de tantas generaciones a lo largo de los siglos, si se mantienen vigentes en este Túnez de nuestros días, no es únicamente por la maestría técnica de su autor, sino también y sobre todo por razones éticas, por su valentía y por su coraje, por su empeño en mantener que, contra el silencio universal del miedo (que dijera otro poeta), la libertad de expresión y la defensa de la dignidad son algo más, mucho más que literatura.