El día 13 de agosto se celebró en mi querido segundo país el Día Nacional de la Mujer. Cierto es que esta entrada debería haberse publicado ese mismo día, pero ¡oh destino! estaba de vacaciones... Ya he vuelto para dar luz a esta maravillosa reflexión.
¡FELIZ DÍA NACIONAL DE LA MUJER! por Mohamed Doggui
Con motivo del Día Nacional de la Mujer, que se celebra en nuestro país cada 13 de agosto, quisiera felicitar y rendir homenaje a aquellas mujeres tunecinas que se armaron de valor para protestar, a cara descubierta, desde Facebook o en plena calle, contra una de las dictaduras más represivas de los últimos tiempos.
El 14 de enero por la mañana, cuál no sería mi emoción cuando al llegar ante el Ministerio del Interior vi a una multitud de mujeres, estudiantes y trabajadoras, con y sin velo, gritando a pleno pulmón, codo a codo y al unísono con los hombres: «¡Dégage!» (¡Lárgate!). Y esa misma tarde el dictador y su esposa no tardaron en largarse como cobardes despreciables.
Durante largos años, Ben Ali no cesó de instrumentalizar y atribuirse los logros que el pueblo tunecino había cosechado antes de que él llegara al poder. Y entre dichos logros destacaba la emancipación de la mujer tunecina en varios ámbitos tales como el familiar, el social, el laboral y el educativo. En cuanto a su esposa, Leila Trabelsi, con su incultura legendaria y, sobre todo, su incontenible instinto de rapiña, no hizo más que mancillar la imagen de la mujer tunecina.
Sin embargo, el pueblo tunecino no era tan necio para no percatarse de que ni Ben Ali era Tahar Haddad (el gran reformista y defensor de la mujer tunecina), ni Leila Trabelsi, la reina Dido (Elissa, nuestra primera dama, la fundadora de nuestro querido Cartago, que estuvo expoliado durante más de dos décadas). Y todos, hombres y mujeres, se lanzaron audazmente a Internet y a la calle para ahuyentar a estos advenedizos abyectos.
Quisiera felicitar asimismo a todas aquellas mujeres extranjeras que, solidarizándose con nuestro pueblo, hayan salido con sus compañeras tunecinas a gritar con su acento foráneo: الشعب يريد إسقاط النظام (¡El pueblo quiere derrocar el régimen!)
Por último, quisiera hacer hincapié en que, gracias a esta solidaridad entre hombres y mujeres, ya no hay nadie que se atreva a erigirse en dictador en nuestro país. ¡Oh, mujer tunecina!, «si te quiero es porque sos / mi amor mi cómplice y todo / y en la calle codo a codo / somos mucho más que dos » (Mario Benedetti).